domingo, 12 de mayo de 2013

Y AHORA....¿QUÉ HAGO??


Ya, ya.. habrá alguno que esté pensando en la vez que notó ese terremoto de intestinos ruidosos en pleno silencio de una reunión social, o el momento angustioso de quedarse de repente a solas con la persona que nos chiflaba y con la que habíamos imaginado tantos momentos a solas y no saber qué decir, tener que tomar una dirección u otra en una autovía, Ciencias o Letras, qué hacer o decir a nuestros hijos o hijas ante distintas situaciones que van a atravesar en sus vidas…

¿En cuántos momentos hemos podido tener esta pregunta en nuestra cabeza? ¿Cuántas veces hemos pensado lo necesario de un “Pepito Grillo” o “Anciano de la Tribu” que nos dijese qué es lo que más nos convendría en ciertas situaciones de alta incertidumbre o incluso a la hora de plantearnos qué queremos en la vida?

A veces, no sé si influidos por esta cultura meditatizadora donde parece que nuestra vida se puede regir por un guión como si fuese una película, nos hemos sentido altamente frustrados por no saber o no “adivinar” cuáles son los pasos que deberíamos seguir ante situaciones de gran duda porque a veces hemos creído que “debe de haber alguna forma más exacta y encarrilada de hacer las cosas que nos garantice que estamos haciéndolas bien…”, que nos garantice que no vamos a equivocarnos, en definitiva,  que nos permita mantener un viaje de unos más-menos 90  años, en muchos casos, sin interrupciones ni averías…

Visto así, parece evidente lo exagerado del discurso, es decir: que parece imposible imaginar llevar una vida sin ningún tipo de dificultades en ningún momento; aunque parece más normal pensar en intentar llevar una vida con los menos riesgos posibles, esto parece más realista ya que la sociedad que nos envuelve nos manda mensajes de lo posible y normalizado que resulta vivir con garantías… sirva de ejemplo la cantidad de empresas aseguradoras que tienen cabida y altos beneficios a partir de esta idea…

Es como si estas Aseguradoras conociesen las Teorías de Psicólogos Científicos que se han dedicado durante muchos años a investigar sobre distintos fenómenos como por ejemplo el de la preocupación

Preocupación: “consiste en un intento de anticipar posibles resultados negativos relacionados con metas personales que pretende evitar la frustración que conllevaría no obtener dichas metas …” (Borkovec, Thomas D, 1986)

Muchas veces deseamos que alguien estuviera a nuestro lado, como Gurú o Consejero para este tipo de situaciones… esto humanamente es comprensible ya que desde la más tierna infancia aprendemos a relacionar la presencia de los demás con la satisfacción de necesidades fisiológicas y psicológicas, además el deseo de estar en LA COMPAÑÍA de otras personas puede aportarnos:

  • Emociones agradables
  • Atención y alabanza, que optimizan los sentimientos de competencia.
  • Reducción de emociones negativas(como la sensación de incertidumbre)
  • Satisfacción de la necesidad de predicción de los acontecimientos: estar en compañía de una persona nos ayuda a dar significado y a organizar los acontecimientos, sobre todo si los percibimos como un “caos”.
  • Comparación social: tendemos a valorar nuestras opiniones, emociones y habilidades con respecto a los demás; es decir, por aprobación social, especialmente si nos son importantes esas personas.

Desde luego, podemos entender que vistos estos motivos, nuestra naturaleza más profunda esté intentando con ello satisfacer ciertas necesidades que hace millones de años hubieran supuesto nuestra supervivencia y que sin embargo actualmente, aun entendiendo que se están cubriendo necesidades a nivel socioafectivo tan importantes, sin embargo, no podemos esperar que los demás sean quienes nos vayan a aportar las soluciones precisas y únicas para los problemas que nos vayan surgiendo en nuestra vida, entre otras cosas porque habría que plantear la existencia real del término “solución precisa y única”…

Sin embargo, entendiendo la necesidad de apoyo emocional y de distinta índole que nos puedan aportar los demás, pocas veces hemos recibido mensajes propicios a escuchar en primera instancia a LA PERSONA QUE SOMOS POR LO QUE HEMOS SIDO … es decir: a evaluar qué Estrategias de Afrontamiento hemos utilizado mientras que nos ocurrían otras inclemencias “por el viaje”. 

      En la mayor parte de las ocasiones hemos aprendido que en situaciones de estrés y dificultades se entiende esperable el deseo de satisfacer primero nuestra incertidumbre consultando consejos a diversas personas, incluso sin medir el grado de competencia, confianza o adecuación de éstas;  mirar en la web, foros, libros… estrategias útiles en muchos casos, pero no se nos ha instruido en primera instancia a pensar en otro tipo de estrategias como PENSAR:
  …Cuando me he encontrado en otras situaciones difíciles,
·        ¿Sentía este tipo de emociones también?;
·        antes de realizar nada, ¿qué pensaba sobre mis habilidades?
·         ¿cómo valoraba de posible o imposible la solución?
·        ¿qué hice?;
·        ¿qué resultados me trajo?;
·        ¿cómo me sentí realizando  un plan de acción?
·        ¿cómo me sentí después de intentarlo?
·         ¿qué consecuencias obtuve de haberme expuesto a estas situaciones?
·        ¿Contribuyó en parte a lo que soy ahora?

Y es que a veces pensando en “lo necesarios e imprescindibles” que nos resultan los demás, nos olvidamos de lo imprescindible que es contar con nosotros mismos y nuestras experiencias previas… por tanto



¿QUÉ CONSEJOS TE DIRÍAS A TI DESPUÉS DE TUS EXPERIENCIAS?





Laura Rodríguez
Psicóloga y Psicoterapeuta 

lunes, 8 de abril de 2013



¿Hablar de qué nos pasa ayuda a que se  “pase”mejor?
Costes y beneficios de contar cuál es tu problema psicológico

El U. S. Department of Health and Human Services realizó una guía sobre la “autorrevelación” para combatir el estigma asociado a los trastornos mentales, explicando qué es, cuáles son sus beneficios y sus riesgos, cómo llevarla a cabo, etc.



La autorrevelación es un proceso de toma de decisiones subjetivas y personales, que depende de la propia persona que padece la enfermedad mental, pero también del contexto en el que se desea (o no) revelar el problema que se padece.

Efectivamente, el hecho de contar a otros que se tiene un problema psicológico no tiene porqué ser un proceso de todo o nada, puesto que podemos escoger a quién se lo contamos, cuánto contamos o dónde lo hacemos. Este hecho se correspondería con la diferenciación entre autorrevelación selectiva autorrevelación indiscriminada; ésta última supone un cambio profundo de actitud, puesto que implicaría que la persona ha normalizado la enfermedad mental y no se avergüenza de padecerla.

 Ni la autorrevelación selectiva ni indiscriminada son buenas o malas en sí mismas, utilizar una u otra depende más de una serie de criterios que pueden guiar el proceso de toma de decisiones que la persona con enfermedad mental realiza a este respecto. Decidir contarlo o no y en qué medida supone una valoración de los beneficios y los costes que puede implicar por ejemplo, no tener que esconderse, recibir apoyo social, sentir que se está luchando contra el estigma, pero también hay riesgos como el rechazo, el cotilleo, etc
Algunas pautas que pueden guiar el proceso de toma de decisiones de revelarlo o no, son las siguientes:

  • Inicialmente, es útil contárselo a alguien en quién se confía, que sea tolerante y comprensivo.
  • Sólo la persona que padece el problema sabe cuándo es adecuado contarlo.
  • Puede ayudar saber más sobre el problema mental que se padece para poder responder las preguntas que le hagan las personas a las que se lo cuente.
  • Puede ser útil practicar a través de role-playing qué se dirá, y cómo rebatir las respuestas negativas.
  • Si se cuenta a un superior o a un jefe, es importante esperar hasta que la persona que padece un problema psicológico se sienta a gusto y cómodo en su trabajo.
  • Es importante recordar que la persona tiene el control de lo que quiere contar y cuánto se quiere revelar.
  • A menudo, contarlo es especialmente gratificante y liberador.
  • La autorrevelación puede ser un medio para aumentar la autoconfianza en uno mismo y luchar contra el estigma social y la discriminación.
  • También es importante saber que compartir estas experiencias pueden convertirse en un ejemplo de que la mejoría y la recuperación es posible.
Probablemente, el trabajo es quizá uno de los ambientes donde tomar la decisión es más complicado, por las consecuencias que pueda tener. Respecto a ello, la guía recomienda que se consideren:
·        la propia capacidad para manejar la discriminación y el prejuicio, el historial de trabajo, etc.), pero también
·        las consideraciones relacionadas con la propia empresa (si es más o menos probable el prejuicio, si llevan a la práctica políticas de contratación de personas con otros tipos de discapacidad, los comentarios que se realizan sobre las personas con problemas, etc.) Igualmente,
·        se puede contar de una forma muy general (decir que se tiene un problema de salud) o de una forma más específica (llegar a dar el diagnóstico exacto).

Revelar a la pareja que se padece un problema psicológico también puede suponer un proceso de toma de decisiones difícil y complicado. Aunque la pareja debe saber qué es lo que le pasa, conviene no precipitarse en proporcionar la información.

No hay duda de que contar que se padece una enfermedad mental es un proceso beneficioso y positivo, pero muy difícil. Tal y como defiende la guía, cuanto más contacto y apertura hacia la enfermedad mental haya en nuestra sociedad, más probable será la reducción del estigma y la discriminación.
Laura Rodríguez
Psicóloga y Psicoterapeuta
Documentación. U. S. Department of Health and Human Services (2008). Self-disclosure and its impact on individuals who receive mental health services.